sábado

HIJOS DE LILITH





II
Me convenciste de ir a buscar hongos,  coincidía el almuerzo cayendo la tarde. No te importaron los rayos sobre el lago ni mi pelo corto y rosado. Los lobos se acercaron curvándose en espiral y preguntaron si podían acompañarnos por el camino, lentamente fluyeron juntos a nuestras piernas. Te conocí en este mismo parador entre los ceibos, tu nariz se camuflaba entre las flores y tu audacia en las raíces. Entre cabellos mojados, escupiendo carozos, atando irrealidades, volvimos a tu cueva y tuve miedo.

Condimentos, hojas frescas y carnosas, dalias, ciruelos y algunas raíces masticables. Buscamos los hongos pero no aparecieron desde las penumbras; las ranas no cantaron, estaban tristes como vos. Los cantos originales estaban perdidos  y solo  podíamos recuperarlos en las próximas dos noches engullendo hongos, que podía ser más importante que esto?? volver al trabajo o a la facu el lunes?

Cantando un Ícaro especifico para la noche de rayo sin luna, busque en mi mochila las últimas dos bananas que me quedaban. Entre envoltorios de guaymallen, lapiceras y boletos, encontré solo mis lamentos de no tener ningún elemento tierra y una vida ordenada. Me puso un poco triste la imposibilidad de enamorarlo con mi vida de ciudad. En la mochila quedaba media banana y un libro de Castañeda.


III

¿En este campo no fumigan los cielos como en mi barrio? La verdad es que me chupa un huevo, me contestó. Corrió la tela y se centro en mirarme. No reaccionó cuando conecte mi glándula pituitaria conscientemente con la suya.  Siempre lo supo, desde el principio de los tiempos. Yo también, es pura inercia.

Una mañana me hizo lavar los platos telepáticamente porque él no tenía ganas y lo mande a la mierda. Volví a la facu, a mi barrio, a mis calles, a mi verdulería peruana preferida. Me mando un mail ayer que decía lo siguiente: lo agregue al MSN telepático. No me hablo. Le tuve que hablar yo, pero nunca me respondió.

IV

Decidí no muy consciente y me perdí para que me encuentres. Se hizo el que no me conocía pero parecía sentirlo. No me conocía. Me llevo hasta un árbol, nos metimos adentro y reflexionamos juntos sobre las cosas no importantes. En la punta de una rama, donde van los atrevidos, fui trepando hasta ahí y me desnude. Se deslizo ante mis muslos y le pregunte, ¿porque no me hablabas cuando me conecte a MSN telepático? no me conocía, lo sé.

V

Comimos los hongos, volvimos a la casa. Un té puerh y  por un pasillo sin luz me llevo a su taller. Estabas construyendo un dulcimer, yo ilusiones, vos un derbake agudísimo, yo este cuento, vos un charango con cuerdas de bajo, yo también. Era hora de dormir y me invito sus frazadas. En mil millones de luces y plumas el estallo a mi lado y junto a un calor dulcísimo, nos invitaron a la danza eterna. En vueltas carnero hacia delante desperté entre sabanas y peces y un llamado desde la puerta, donde corría una neblina celeste, se desprendía de vos. Las mochilas estaban preparadas, me trepe a él como un bebe koala y nos hundimos en la cascada de vibración.

Unos fluidos que no mojaban, nos recorrían como babosas entrenadas por shipibos, abandonaban unos surcos pegajosos en mis entrañas y arrastraban mis miembros como bailarinas profesionales. Ya habíamos llegado cuando abrí los ojos. Des entrelazando mis brazos de su cuello, note las mordidas y cicatrices, sin darme tiempo a preguntas, me comento que cuando transporta personas a través de las atenciones, siempre salía lastimado y yo había sido una de las peores.

La sangre fresca corrió por los harapos y formaron una orquídea en su pecho lampiño cubriéndolo todo. Fui criado por lobos, me susurro.


VI

Llegamos a la sala donde residían las conexiones neuronales del universo y no me había lavado la cara para ir a ese lugar tan importante. ¿Para qué me trajiste acá? mariconie e instantáneamente me ordeno barrer el cosmos. A las 6 horas ya había logrado ordenar casi todos los superclusters y acercándome a él, le comente, todo bien con el manipuleo mental pero era hora de que la corte. Soy un ser hipersensible y con malas costumbres. Un poco enojada, mirando mis piernas, descubrí unos músculos nuevos, fruto de 400 horas de bicicleta mensual. Esta vez no había forma de volverme a casa tan fácil. Con mis piernas en su cuello y mordiéndole las ropas, intentando llegar a su piel, la contraseña me fue dada y meditamos juntos la vuelta a mi casa.


VII

todo estaba en orden, pasamos por un chino a comprar café, yerba, papel higiénico, unas galletitas y 2 kilos de naranjas. Mi trabajo neuronal había sido exquisito y no me acuerdo de nada. Tan solo el barrer sin ganas por amor telepatetico había logrado restablecer las orbitas macro cósmica de Mercurio. Meses después me mando un mail que decía:
Volvé
es la última etapa
del reino de los hijos de lilith
las aves planean sabiendo cada comienzo

liberan sus plumas para que las engarcemos a nuestro pelo
la última oportunidad de ser nativos
y vomitar sobre nuestros monitores

los cabellos húmedos
montar la bicicleta cual corcel
y navegar sobre las avenidas asquerosas para llegar a mágicos destinos

pispiar cada balcón
a ver si te encuentro
no se cómo es tu cara ni tu elección de estimulante para despertar

solo sé
que tengo el termo preparado
para mil mates recostado en tu cintura
y enroscarme en tu traspiración y no en mi mente.

Me sentí  medio pelotudeada, apague la compu y me fui a ver los simpsons.

No hay comentarios:

Publicar un comentario